martes, 1 de octubre de 2013

¡Por fin octubre!


¡¡Por fin!! Octubre, ¡prueba superada! un año más hemos sobrevivido al principio de curso. Esta es la expresión que muchos padres y madres exclaman cuando comienza este mes.

Somos muchos los progenitores que cuando llega septiembre y junio tenemos que hacer encaje de bolillos para sobrevivir al día a día de los mismos. Y el problema es los diferentes días y horarios con que nuestros hijos empiezan o acaban el curso escolar, a pesar de ir al mismo centro educativo. No importa que optes por la educación pública o concertada en castellano,  en euskera o plurilingüe. He preguntado a numerosos padres y madres entre amigos, familiares, conocidos, allegados, vecinos y compañeros de trabajo y todos andamos igual, de cabeza y deseando que llegue octubre para que los horarios sean los definitivos (sobre todo los que tenemos los hijos con jornada partida de mañana y tarde) y hallan comenzado las actividades deportivas y pasada los reuniones de principio de curso. Y en junio por el contrario sean vacaciones de verano y todos en casa.

En un momento en donde las empresas y a los políticos se les llena la boca hablando de conciliación familiar e igualdad, es imposible que un trabajador se puede organizar mínimamente sin ayuda o bien de los abuelos o tíos sin obligaciones familiares o incluso de los vecinos o bien con una ayuda extra familiar contratada para superar estos días. O cogerse días de vacaciones, porque esto no tiene permiso, ni derecho a horarios más flexibles.

Son muchos los colegios que comienzan sólo en horario de mañana y que cuando llega el 01 de octubre pasan al completo, pero esto se hace así. Como este año lunes solo de mañana y martes completo, miércoles (como es miércoles sólo de mañana) y el resto de la semana ya mañana y tarde. Los hijos locos porque no saben cómo tienen que ir y además les cambian el horario de las asignaturas y los días de gimnasia. En esta vorágine sé de algún padre que ha olvidado tener que ir a recoger a su hijo o lo ha “perdido” en la parada del autobús. Tan difícil es retrasar una semana o algo más el comienzo de curso pero empezar ya de mañana y tarde y sin tanto jaleo, por lo menos empezar los distintos horarios por semanas completas. Por cierto que en estos casos la reunión para conocer al nuevo tutor y los cambios de profesores se posponen a cuando comienzan las clases por la tarde, con lo que tu hijo lleva un mes con un profesor que muchas veces no conoces. Y de manera que si tienes varios hijos te pegas una semana entera llegando a casa a las 20:30 como muy pronto y habiendo recibida la charla del director o jefe de estudios varias veces.

Mención aparte los que tienen hijos en infantil y deben realizar el mal llamado período de adaptación escolar, puede que a los progenitores primerizos en su bisoñez o incluso ñoñez les parezca lo más acertado del mundo, sobre a todo alentados por psicólogos y pedagogos. Pero la verdad, y lo tengo hablado con muchos amigos profesionales de la educación en todas sus vertientes (púbica/concertada y lingüística) ese período es para el profesor. Actualmente se dan numerosos casos de niños que con tres años realizan un período de adaptación escolar, cuando desde los seis meses llevan entre 8 y 12 horas diarias en guardería y son auténticos “Rambos” en la supervivencia escolar, con más mili que sus padres y el palo la bandera. En general, y lo pude comprobar con mis cuatro hijos, se adaptan al momento o a los cinco minutos de estar con el maestro y los compañeros. Son casos excepcionales los que tienen problemas y por tanto es en esos en los que hay que incidir. Muchos de nosotros no hemos sufrido períodos de adaptación y aquí estamos, sin traumas, además tampoco tenemos adaptaciones al volver de vacaciones o de una baja laboral. Sin embargo hoy en día es lastimoso el espectáculo que se produce a veces (bastantes) cuando estos infantes casi preadolescentes deben ir a la semana blanca, verde o azul o algún campamento y no quieren separarse de sus familias a pesar de lo bien que se lo van a pesar. Como decía aquel ministro: Manda “güevos”.

Y ya para remate sobre la conciliación familiar, lo que les paso a mis sobrinos en un puente foral en donde a pesar de ir al mismo centro educativo iban a distinto ciclo (Primaria/ESO) unos tenían clase unos días y los otros los otros de manera que mi hermana y mi cuñado tuvieron que cogerse días de vacaciones no para hacer puente sino para organizarse en casa. Esto es la conciliación y la adaptación que sufren las familias tanto a principio como al final de curso y con los posibles puentes o días de carnaval. Por favor piensen más en las familias y menos en ustedes señores profesores, políticos y directivos de RRHH.

Nota: Publicado en Diario de Navarra con el título "Los colegios y la imposible conciliación familiar" el 02-10-2013.



Tienes toda la razón en el artículo que escribes. La racionalización de horarios y que se acomoden (tanto los laborales con los educativos como al contrario) es el primer paso para lograr una verdadera conciliación. Ya se esta trabajando en ello: posibilidades de implantación del horario europeo, flexibilidad laboral, ayudas para paliar los gastos que conlleva la no coincidencia de los horarios escolares con los laborales, etc...

Desde el área de Familia del GN, como área transversal que debe estar presente en toda la actividad del Gobierno estamos trabajando en ello, y cualquier sugerencia será bienvenida.
Enhorabuena por la publicación¡
Enviadodesde LinkedIn para iPad
TN 

Mi más cordial enhorabuena por el artículo sobre el período de adaptación... no se puede describir mejor.
Enviado desde LinkedIn
IT 

Eh! con este señor quiero estar. Buenos días, ya te he visto, leído, de par de mañana. Tienes más razón que un santo. Ahora vengo de dejar al nieto.
GC (vecina del barrio)

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