martes, 4 de noviembre de 2014

Sobre los tiempos que vivimos

He de decirles que me he tenido que pellizcar un par de veces para comprobar que estaba bien despierto y que lo que leía no era fruto de una pesadilla de las bochornosas celebraciones de Halloween que abundan estos días. Aunque por otro lado me siento cuan convidado de piedra esperando que estas palabras sean publicadas en replica y puntualización al artículo “Los tiempos que vivimos”, publicado el pasado sábado en estas páginas y firmado por Roberto Jiménez*.

Dicen que la ignorancia es atrevida la suya raya la audacia. Si bien es cierto que la ciudadanía estamos indignados por el desengaño, la decepción y la frustración provocada por la crisis (no solo económica, sino de valores y modelos fruto de la muerte de las utopías) que se refleja en las tensiones territoriales y en la corrupción generalizada y cuyas causas intenta mal resumir. No sé si fruto de su falta de rigor, o de su poco memoria, o de la dureza de su rostro o de la confianza en que los que tuvieron alguna vez sentido crítico ya están con principios de Alzheimer y no pueden rebatirle y el resto lo haya perdido gracias a los modelos educativos propuestos por su formación, menos mal que algunos tuvimos la suerte de iniciarnos en el sistema antiguo y sufrir el cambio a la EGB y BUP y nuestros maestros supieron estar a la altura y dotarnos de nociones de espíritu crítico y de memoria, para que nos acompañasen siempre y no fuéramos aborregados y adoctrinados por unos y por otros. Y fruto de nuestras experiencias vitales ver mundo y tener capacidad de contraste.

La crisis económica es fruto de la especulación capitalista, pero no por falta de elementos reguladores, que haberlos los había (bien presumía –cierto presidente- de ellos ante el G20) sino porque estos se supeditaron al poder ejecutivo y no cumplieron su función durante legislaturas de uno y otro signo. Ver hemerotecas y declaraciones bochornosas.

La respuesta de restricción al gasto púbico, por desgracia para los ciudadanos, no podía ser otra. Ya que como bien sabemos los ciudadanos y en propia carne no se puede gastar más de lo que se tiene o se puede pagar, de lo contrario te embargan, desahucian, etc. Sobre todo si quienes toman las decisiones en los bancos y cajas les gusta no hacer su trabajo pero cobrar dietas por duplicado y triplicado, a la vez que promover obras de escaso interés social y adjudicarlas de muy dudosa manera. Y permitir que algunos afortunados no paguen a hacienda cuando y cuanto deben. Y ser incapaces de dejar de subirse el sueldo y aumentar el número de cargos públicos para su propio beneficio acaparando sillas, funciones y remuneraciones.

La burbuja inmobiliaria y la falta de anticipación se deben a la cortedad de miras de nuestros ejecutivos de muy diversos signos, incluso en “ménage à trois”, lo que provocó que llegado el momento aumentara el desempleo y la loca y desesperada carrera por la competitividad, centrada en abaratar costes y no en invertir porque ni había dinero para ello (lo habíamos derrochado), ni se había estudiado con antelación y tranquilidad los múltiples factores a retocar para mejorar la competitividad y en el sálvense quien pueda hemos recurrido a lo fácil y con nula visión de conjunto y proyección de futuro. Algo muy habitual en la idiosincrasia e historia del país. Para sonrojo y vergüenza de la clase política.

Indigna que apele a la pobreza, a la infancia y a la conciencia social. Y que se meta en el vericueto soberanista provocado en gran medida por su partido, por la falta de modelo de estado, por temor a definirse ante la ciudadanía y perder votos, por permitir y dar alas a una modificación de estatuto que estaba en espera de sentencia de constitucionalidad, por su incapacidad de tender puentes por no querer y peor no saber negociar con el diferente.

Y lo mejor lo deja para el final mentar la corrupción quien nos ha enseñado a deletrearla con el caso del hermanísimo (Juan Guerra), la vergüenza nacional del caso GAL y su misterioso Sr. X, la ingeniería financiera de Filesa, se atreve a hablar de mafia cuando algunos mal llamados líderes sindicales son hermanos pequeños de Toni Soprano, sin olvidar que cuando se tiene la tentación de manipular se cae en la corrupción, e incluso en la traición (sr. Y del caso Faisán). Todo esto no hace sino hacer menos malos a los otros con sus Gürtel, operación Púnica, y demás escándalos que no entran por espacio.

La dignidad de ser representante público se gana con la honradez y el abandono de la mediocridad en la que algunos por falta de capacidad están instalados y perpetuados. Sí hay esperanza y sí hay solución, empezando porque se devuelva todo lo mal adquirido y “robado”, paguen sus acciones si son punibles y delictivas, y los mediocres se busquen ocupaciones acordes a sus capacidades y competencias y dejan paso a los medianos que quieran trabajar por construir una sociedad más equilibrada, con menos brechas. Y desde luego que no se falte en el día de los difuntos a la memoria de aquellos que lucharon por todo esto. Por eso yo le convido, porque “no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”.

Nota: Publicado en el Diario de Navarra el 04-11-2014.
 
* Secretario de Emigración del PSOE. Y sigue sin aprender.

 
Jesús for presidente del gobierno de España!!!!!!
Me ha gustado mucho!!!!

AC

Con tu permiso he quitado alguna expresión, pero que no desvirtúa para nada el contenido. Ya sabemos que procuramos dar opción a respuestas en el mismo sentido.
LC

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