¡Ya! ¡Por fin ya ha comenzado la campaña! Suspiran los
que anhelan el cambio y sin embargo otros muchos piensan ¡ya falta menos para
que acabe!. Cansados más bien hastiados de los políticos. La verdad es que ha
comenzado un largo sprint final en donde vamos a ver muchos codazos y bandazos
por situar los equipos a sus líderes en la mejor posición para cruzar la meta
los primeros. Pero este año la “fotofinish” va a ser necesaria y al parecer
inevitable protagonista, salvo que la “sondeocracia” que cotiza al alza en la
City nos alcance con su rebote y nos sorprenda como a los habitantes de la
pérfida Albión.
Los votantes ya sabemos que esperar de los llamados
partidos tradicionales o de la “casta” según nomenclaturas. Conocemos los
manejos de sus “barones” y de su capacidad de transformación, cambiando de caras
para seguir como casi siempre, con él y tu más, contigo no me hablo y vosotros
sois unos ladrones. Demostrando que no saben hacer su trabajo como en el caso
de Andalucía y la disparidad de criterios entre el Estatuto y el Reglamento
Interno del parlamento a lo hora de decidir cómo actuar ante la incapacidad de
formar gobierno.
Por otro lado estamos expectantes ante los nuevos
partidos, llamados de la cara (por conocer solo a sus líderes), emergentes o de
aluvión. Hay que reconocerles su fuerza y el aire fresco que en un principio
han traído. Sin embargo a muchos nos preocupa que sean más de lo mismo.
En este interés por ser los campeones de la “volata”
estamos observando que con tal de colocar a su líder en cabeza, van dando
bandazos de un lado para otro, igual les da ir de izquierda a derecha o
viceversa. En todo este trajín ya ha
habido algún descolgado. Y como lo cortés no quita lo valiente, si hace unos
días criticaba al sr. Monedero, hoy es el día que me descubro ante su honradez
al dejar los cargos y criticar los vaivenes de su partido, algo a lo que no
estamos acostumbrados por estas latitudes, en donde confundimos la lealtad con
ser palmero y turiferario y creemos que no es compatible con la lucidez de la
crítica.
Pero algunos corren el peligro de provocar una caída
masiva a pocos metros de la ansiada meta. Y hacen declaraciones alambicadas
dignas de un augur de la vieja Roma. Y donde dije digo ahora digo recoger lo
mejor de los Fueros para renovarlos.
Me preocupa el afán por presumir de códigos de conducta.
Los cuales se saltan admitiendo en sus filas a tránsfugas, reciente caso en el
Parlamento Europeo. También me han contado el caso de quien con su mano derecha
firmaba dicho compromiso y con la izquierda pedía la palabra para pedir el voto
a sus compañeros, diciendo lo contrario de lo que acaba de firmar. Están
apareciendo casos en distintas comunidades autónomas de personas que habiéndose
presentado por un partido se han cambiado a caballo ganador a otro pese a esos
códigos. O de dirigentes que hablan de paracaidismo y mochilas y parecen no
saber lo que hay en su casa. Sin olvidar los casos de denuncias al Observatorio
contra la corrupción.
Además en estas elecciones se puede dar lo que denominó “la
paradoja del conocimiento del candidato”. Me explico al ser elecciones locales
y sobre todo en comunidades pequeñas como la nuestra (600.000 habitantes) y
ayuntamientos; en donde, como me decía un conocido, la teoría de los seis
saltos se reduce a la mitad o menos y todos nos conocemos personalmente o por
un primer contacto común. Es fácil que ocurra que alguien decida no votar a
unas siglas, aunque sean las que más le convenzan, por el hecho de conocer al
candidato y por tanto opte por otras próximas cuyo candidato le dé mayor
fiabilidad y le merezca mayor respeto personal y/o profesional.
También se dé “la paradoja del voto dispar” que un
votante vote a un partido diferente para el ayuntamiento y el parlamento
autonómico en función del conocimiento personal de los candidatos o de lo que
se puede llamar “fondo de armario”. Es decir que en las listas vaya un equipo
solvente y no una cuadrilla de amigos y/o familiares que se repiten en ambas
planchas (ayuntamiento de la capital y parlamento) pero en distinto orden. Y en
donde parece que lo que prima es el llegar a un cargo.
Lo dicho este final de etapa y “Giro” se le puede
atragantar a más de uno, e incluso lesionar para la siguiente prueba de otoño,
la Vuelta a España, perdón las elecciones generales. En que estaré pensando si
las bicicletas son para el verano.
Nota: Publicado en el Diario de Navarra con el título "Los códigos de conducta y su presunción".
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