De
lo primero que intentan transmitir en las modernas técnicas de gestión son que
en resolución de conflictos hay que ir al yo gano y tu ganas y que en la mejora
continua los cambios hay que planificarlos, explicarlos, y consensuarlos si se
puede, con todos los involucrados. El famoso estilo japonés, tan lejos de
nuestra idiosincrasia española de no leernos ni los manuales, sólo cuando ya es
tarde, y de la navarra esto se va hacer por mis co….
Es cierto que independientemente del sentir religioso-espiritual de cada ciudadano debemos profundizar en la laicidad del Estado y su administración. Sin confundir laicidad y laicismo, algo demasiado frecuente. Laicidad es el mutuo respeto entre Iglesia (cualquier culto religioso) y Estado, fundamentado en la autonomia - independencia de cada parte. Laicismo es la indeferencia u hostilidad contra la religión. (Nota del autor: para muchos la indiferencia no existe y es una hostilidad manifiesta y agresivamente beligerante, por desgracia.)
Y
mira que en esta ciudad lo teníamos más fácil, ya que la celebración del
Privilegio de la Unión, una fiesta laica en origen y fondo nos podía ayudar. Aunque
dicen que el rey Carlos III eligió ese día para firmar el documento por ser el
del nacimiento de la Virgen, a la que procesaba gran devoción.
Pero
cada uno y sus “cadaunadas”, o debiera decir cacicadas, pues nos pierden las
formas y adolecemos de lo que tanto criticamos. Va a resultar que el kanbio, es lo de siempre (mismos modos,
maneras y procedimientos) pero con otra cara y un primer aire no tan envarado,
más jatorra.
Cuando
se prepara un programa festivo es obvio que no va ser del gusto de todos pero
se debe pensar en que todos puedan tener su momento y espacio de disfrute,
siempre sin molestar al prójimo. Y nadie está obligado a asistir a ningún acto,
sino le gusta. Esto vale para cualquier ciudadano, e incluso para las corridas
de toros.
Otro
tema es que se ostente un cargo público, que quiere decir que represento por
mandato electoral a toda una ciudad y dentro de esas funciones puede estar bien
visto el asistir a ciertos actos e incluso sea conveniente y necesario. Está
claro que cuando decido presentarme libremente a esa elección para ese cargo,
estoy asumiendo esas servidumbres que van con el mismo, como también asumo sus
beneficios (sueldo, tratamiento, presidencia de corridas, coche, teléfono,
etc.). Puedo decidir no ir por mis convicciones a algún acto, lo cual no me
exime de ser criticado por aquellos que no les guste esta decisión. Lo que no
parece serio es que para no ser criticado, elimine de un plumazo y sin
consensuar lo que me provoca como persona un conflicto de intereses y como
adulto debiera asumir mis contradicciones y actuar soportando lo que tenga que
venir.
Personalmente,
todos nos encontramos con muchas cosas que no nos gustan en el trabajo pero
debemos hacerlas para ganarnos el sueldo. Y a veces como se dice coloquialmente
hasta reír las gracias de superiores, clientes y proveedores. De lo contrario ya
sabemos las consecuencias, sanciones e incluso, no renovación de contrato, o despido,
muy probablemente improcedente, pero despido. Pero así es la vida, por lo menos
para los que trabajamos por cuenta ajena o son “emprendedores” (autónomos y
empresarios).
Lo
que voy a decir puede que no guste a muchos pero puede ser un primer paso, en
esa cesión que todos debemos hacer si verdaderamente buscamos los que nos une.
Esta es mi propuesta para el futuro elegir el día del Privilegio de la Unión
como día festivo local profundizando en su laicidad de manera consensuada. Y
mantener la asistencia a la misa y procesión de San Fermín, y el que no quiera
asistir que asuma sus consecuencias y aprenda a soportar las críticas. Pasando
San Saturnino, como otras muchas antiguas fiestas de guardar (Corpus Christi,
Ascensión, S. Pedro, etc.), a ser eminentemente y exclusivamente religiosa y
día laboral a todos los efectos. Lo que además nos ayuda a repartir algo mejor los
festivos en el año y no concentramos la mitad de ellos en 40 días desde finales
de noviembre a primeros de enero. Con las consiguientes discusiones de puentes
y perdidas de productividad, que no son tales.
El
principal objetivo de un político y gestor público debiera ser mejorar la vida
de los ciudadanos y no ahondar en las desavenencias ni repetir viejas
costumbres que nos llevan a la desunión y en este caso al medievo, pero con sus
modernos y tecnológicos burgos y actuales barrios exteriores.
“París bien vale una misa” es una frase que se
atribuye a Enrique de Borbón o de Navarra, hijo de la Reina de Navarra,
Juana de
Albret, pretendiente hugonote (protestante) al reino de
Francia, que eligió convertirse
al catolicismo
para poder reinar como Enrique IV de Francia. Desde entonces viene utilizándose
con el sentido de la conveniencia de establecer prioridades,
y el saber renunciar a algo, para obtener lo que realmente se desea. Por eso
pienso que Pamplona, que no es menos que Paris, también vale una misa (al menos
por S. Fermín). Y mejores maneras y formas de estar, por lo menos más
dialogantes, todo el año.
Nota: Publicado en el Diario de Navarra el 09-09-2015 con el título de "Profundizar en la Unión".
Hola. Me gusto mucho tu articulo del 9 de Septiembre. Lo estaba intentando localizar por internet y no lo consigo. Un saludo! Recuerdos a Alberto!
OI
Nota: Publicado en el Diario de Navarra el 09-09-2015 con el título de "Profundizar en la Unión".
Muy bien, Jesús, no sabía que el rey Enrique IV era un Borbón por parte de padre. Por cierto, la wiki dice que fue un buen reinado. Pues sí, Pamplona bien merece una misa. También Cataluña debería aprender de nuestro "priviliegio" de la unión.
JA
Hola. Me gusto mucho tu articulo del 9 de Septiembre. Lo estaba intentando localizar por internet y no lo consigo. Un saludo! Recuerdos a Alberto!
OI
Muy bien, tu siempre al día y en el día.
EJ
Muy bien Jesús, un tema oportuno y coincido contigo.
MA
Te seguimos, muy buenos tus artículos. Para cuando otro escrito.
AA y CA
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